La logopedia engloba la prevención, diagnóstico e intervención en diferentes trastornos del lenguaje, habla y voz. Dentro del lenguaje el logopeda interviene en la mejora de la expresión oral, la expresión escrita y la comunicación.

Por otro lado, uno de los problemas más frecuentes son las dificultades en la lectoescritura. Lectura y escritura son dos aprendizajes difíciles y en los que están en funcionamiento muchas capacidades cognitivas que no siempre se desarrollan al mismo tiempo en todas las personas y que si no están bien cimentadas y el proceso académico va a mayor velocidad que el proceso madurativo del infante, pueden tener consecuencias desmotivadoras que se reflejarán en dificultades en el desarrollo escolar que en la mayoría de los casos provocan cambios emocionales y de conducta como una baja autoestima, frustración, inseguridad, etc.

Existen diferentes trastornos del aprendizaje derivados de las dificultades en la lectoescritura como son la temida dislexia (que a todos nos suena y que muchas personas brillantes académicamente tienen), disgrafía o disortografía, etc. Pero estas dificultades además pueden ser consecuencia de otros trastornos atencionales con o sin hiperactividad (TDA, TDAH) o trastornos específicos del lenguaje (TEL).

Por este motivo es importante un buen diagnóstico y acudir a profesionales como los logopedas al primer síntoma de sospecha. No se debería esperar al fracaso, mayoritariamente es el colegio quien deriva estos casos ya que es en la edad escolar cuando se observa la evolución en el aprendizaje del niño y se detecta la dificultad pero como padres también se ha de estar atento a las señales.

En este sentido una intervención logopédica temprana hará que el resultado sea más exitoso y se pueda asentar un aprendizaje sólido. El profesional logopeda en la intervención semanal, irá dotando al infante de estrategias y recursos necesarios para cada etapa del desarrollo. Además las intervenciones logopédicas han de hacerse junto con la coordinación de la escuela y la colaboración de la familia.

Con lo cual acudir a un profesional es clave para que el infante sepa compensar esas dificultades, pero lo más importante es que los infantes tengan motivación, se ha de evitar la frustración y total rechazo, por lo que su abordaje debe realizarse de manera natural, dinámica y divertida es esencial para favorecer el camino hacia el aprendizaje.